¿Cómo voy a decirte,
-después de tanto tiempo-
que la luna está ciega
por un astro distante,
que se adorna con flores
y se pinta la cara, y esperándolo
pasa las noches
perfumada en la playa?
¿Cómo hacerte creer
que la escuché llorando tras una nube blanca;
y sus lágrimas agrias
inundaban los mares
y agitaban las barcas?
¿Podré hacerte entender que está desesperada
porque su astro está preso
en la elíptica trama
de una inmensa galaxia,
voraz inmensidad que se lo traga,
y sus brazos estira tratando de alcanzar a su luna
a través de infinitas distancias?
¿No puedes comprender
que las lunas, soles y planetas,
y los solitarios turistas de las vías galácticas
prisioneros son de excéntricos arrastres,
y oscuras gravedades pueden arrancarles
de sus rutas marcadas?
¿Es que piensas tú que los astros no aman?