Hombre, cristal del mundo
en cuatro azogues
en que se mira dios midiendo
cuatro tiempos;
desde tus pies
clavados en el tiempo
pasas como el fragmento de
algún tiempo mayor,
sin sospechar siquiera
tu duración eterna
sin más límites
que las fronteras de tu ensueño,
eres la estación plena,
luz encarnada en las densidades
de tu cuerpo,
la estación silenciosa
y la luz del silencio.
Hombre – cristal,
Escucha tu silencio
– milagroso –
escucha tu secreto.
En tu callar se esconde
El universo.