En el año absoluto
el alma es la nueva estación
con las flores de mayo,
del otoño la seca hojarasca,
del invierno las nieves glaciales
y del verano el bochorno que inflama.

Estación plena es el hombre,
no siendo flor ni hojarasca,
ni hielo ni flama estival.
lo es todo y es nada.

Año que pasa en un solo instante
como transparencias de un viejo almanaque.

Los días y las estaciones llegan
sin haber no estado;
y se van quedando.

Estación gloriosa es el hombre.
Estación divina y plena.